En una definición tan pura cierro los ojos, te detallo, milimétricamente exacta, sin reflejo; es ese juego de cercanía del lenguaje transpirado y en torno a eso comenzamos otro ciclo... cercano al filo y se rehace todo en cada trazo dactilar, cada búsqueda, otro temblor y me miras ya no hay otra manera; no hay escapatorias, los labios hacen el resto. Sólo bastaba estar así en un enjambre de momentos, en una superposición de contactos, en el monosílabo del ahora.
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