lunes, 12 de septiembre de 2016

Texto de los días en desuso

Tus piernas engullen la bruma
de la historia poseída de todas las filiaciones. Los amantes son esquivos
de un enero que ya no existe, se agrieta la candela en un puñado
de hombres, en lo aleatorio, en lo visible,
en la orilla donde mueren las señales.
Hay una parálisis afuera,
una ceguera adentro
de la faz de la humanidad bebe ella
ahoga el grito, la tempestad fue lo que salió por su boca,
mira el temblor del regreso,
la densidad de la ausencia. Ella abolió la vigilia,
sólo juntura en los años del ruido, y no hubo mujeres puestas al sol,
eligió los flancos para sobrevivir…
habría perdido su rostro en el tiempo
ostracismo  de un pasado continúo. Como anhelaba volver a su rostro
de una existencia como efímera dolencia,
de una existencia en las fauces de la insuficiencia. Teme que no la reconozcan,
hay anhelos que por volcánicos se vuelven nada.



texto de los días en desuso

Tus piernas engullen la bruma
de la historia poseída de todas las filiaciones. Los amantes son esquivos
de un enero que ya no existe, se agrieta la candela en un puñado
de hombres, en lo aleatorio, en lo visible,
en la orilla donde mueren las señales.
Hay una parálisis afuera,
una ceguera adentro
de la faz de la humanidad bebe ella
ahoga el grito, la tempestad fue lo que salió por su boca,
mira el temblor del regreso,
la densidad de la ausencia. Ella abolió la vigilia,
sólo juntura en los años del ruido, y no hubo mujeres puestas al sol,
eligió los flancos para sobrevivir…
habría perdido su rostro en el tiempo
ostracismo  de un pasado continúo. Como anhelaba volver a su rostro
de una existencia como efímera dolencia,
de una existencia en las fauces de la insuficiencia. Teme que no la reconozcan,
hay anhelos que por volcánicos se vuelven nada.



martes, 28 de julio de 2015

Pensé que todos teníamos más tiempo...
Rubén Blades

Me sucede que a veces...  Me he dejado ir por esta ciudad, han ardido los días y la gente, he buscado en cada centímetro de la noche, urgo y redundo en la misma voz, que es la misma calle, de la misma circunstancia.
Me sucede a veces que todo lo dejo a un lado. Esa costumbre de no guardar, de no conservar miradas, ni un solo rasgo de las palabras claves. que no he sufrido nunca de las nostalgias alfanuméricas.
Me sucede a veces que todo es asar, infinito placer de no mirar atrás; la herencia fragmentada de las renuncias. De que todo comienza los lunes con sus frases hechas,
¿Es la inequívoca sentencia de que todo pasa? qué todo es tan efímero. Que todo es tan hoy. Unilateralmente hoy.
Me pasa con frecuencia que voy al mismo lugar a corroborar que todo sigue intacto, que las batallas del hombre siguen igual que siempre, que nuestros cuerpos así como las palabras siguen su rumbo; aunque reconozco que me asomo a las puertas con un dolor callado, todo fue, la ciudad, los cuerpos, las miradas, los años y sus simétricas cualidades, las palabras...  me  sucede que vuelvo gastando rumbos, venido a esta sonrisa tan habitada. No hay nadie yéndose, todos escarban en lo que sabíamos, lo mio es desmigajar esta orilla como alternativa a otra mirada vacía a otro imaginándote

Me sucede que pensé que tenía más tiempo.

martes, 9 de junio de 2015

Faltabas en la gota que se derrama, en los ojos que se agrandan por la confusión. Ese aliento que se desgastaba, hoy es búsqueda a tientas, un lado del puente; asuntos alusivos a nuestros tiempos. Esos asuntos que sólo incumben al resto, a los que tienen el biotiempo guindado en la pared como anécdota ( el otro sólo está para las pequeñas maniobras).
Faltabas en los hallazgos de la última década, en la determinación de los niños al preguntar. llegarte era más la sensación de un reflejo.
Seguiré pensando que faltaras siempre en los rincones, en la abreviatura, en la antesala de los amaneceres.

En una definición tan pura cierro los ojos, te detallo, milimétricamente exacta, sin reflejo; es ese juego de cercanía del lenguaje transpirado y en torno a eso comenzamos otro ciclo... cercano al filo y se rehace todo en cada trazo dactilar, cada búsqueda, otro temblor y me miras ya no hay otra manera; no hay escapatorias, los labios hacen el resto. Sólo bastaba estar así en un enjambre de momentos, en una superposición de contactos, en el monosílabo del ahora.

jueves, 15 de abril de 2010

Te escribo aunque también podría tener un oficio más digno
podría incluso servir a un grupo filántropo como panfleto
podría invitarte una vida o sólo que fuéramos al cine
claro sé que las mujeres nunca olvidan
ellas tienen anécdotas y la paciencia de los dromedarios
los días no deciden y desengrando un saludo
y sólo quedan las intermitencias de mis actos
la inmediatez de toda mi intrascendencia
entre ese gesto y el silencio que conlleva te escribo
aunque podría también tener un gesto más cortés
podría en vos justificar el idioma de los chat
abreva toda respiración y reflejo de estas mis palabras zurcidas
y que no sea de otra manera
las otras se las llevo mi último matrimonio
prende la luz porque a oscura suena a bolero y también podría pensar que te gusta estar a solas
que te gusta sacarme la lengua y vivir allá en lo conocido
te escribo aunque también podría perderte el aliento
arte de todos los cuerpos
minotauro por café matutino
combate por desiertos en la frente

tanta ciudad

tanta ciudad
y a pesar de eso nuestro idioma
vino escrito sobre llovizna matutina
tienes el hábito de envejecer lento y ausentarte bajito
escucho tu rostro
para nombrarte con los dedos
respiro con poco de mi
y sobre los labios llega el primer derrumbe
la grieta es el cuerpo
mi geografía desigual que vino con el tiempo ésta mañana

tanta ciudad
y tapiamos los encuentros y la espera
en domingo como siempre en último de mes
camina estrecha
ya no hay señas
sólo la inmensidad de la calle de otro remitente
ahora podrías perfectamente ser desnudez de otra batalla
borrador o caliza o sólo lo que dices